Greta Thunberg, la adolescente que se puso en huelga por el clima
El movimiento ‘Fridays For Future’, abanderado por una niña sueca de 16 años que decidió plantarse ante la inacción política frente al cambio climático, se ha extendido como la pólvora en países de todo el mundo.
No es youtuber, ni protagonista de una serie, ni canta en un grupo de moda, pero no le hace falta: allá donde va, miles de jóvenes la reciben con ovaciones y el público de todas las edades abarrota las salas para escuchar sus palabras. Se llama Greta Thunberg, tiene 16 años y además es síndrome de Asperger, un dato que recalca en todos sus perfiles de las redes sociales.
¿Qué es lo que ha hecho esta adolescente sueca para, en tan solo unos meses, hacerse famosa a nivel mundial? Algo tan importante, pero que podría perfectamente haber pasado desapercibido, como es protestar por la inacción política ante el cambio climático. En agosto de 2018, Thunberg inició su actividad en solitario y se plantó delante del Parlamento sueco con un cartel que decía “huelga escolar por el clima”. Tras las elecciones suecas, la joven activista siguió protestando todos los viernes, una acción que ha inspirado el movimiento Fridays For Future, protagonizado por jóvenes que imitan sus huelgas escolares en cientos de ciudades de todo el mundo. Un fenómeno que algunos ya han bautizado como “el 15M climático” y que acaba de llegar a España. Además, el 15 de marzo se ha convocado una huelga mundial por el clima que llama a la acción colectiva estudiantil en todo el planeta.
¿Por qué ha calado tanto el discurso y la acción de Greta Thunberg? “La cuestión no es tanto por qué se movilizan ahora, sino por qué se movilizan con ella”, reflexiona Josep Lobera, profesor de sociología en la Universidad Autónoma de Madrid. “Ella no viene diciendo nada nuevo ni ha aportado más información sobre el cambio climático. Pero la clave es que es una niña, y que su figura no está asociada a ningún sindicato ni partido político”. Para Lobera, el ‘fenómeno Thunberg’ se explica desde el hartazgo y la desconfianza generalizada de los ciudadanos en la clase política. “La gente no se manifiesta con la organización ecologista o el partido de turno, pero ve a Greta Thunberg, que es una niña que no lleva ninguna bandera ni se relaciona con ninguna ideología y piensa: ‘Con ella sí que me manifiesto’”.
“Queremos que escuchen a los científicos”
“Me llamo Greta Thunberg y soy militante climática” dijo la joven sueca en su intervención, el pasado mes de febrero, ante el Consejo Económico y Social de la UE. “La mayoría de políticos no quiere hablar con nosotros. Muy bien, nosotros tampoco queremos hablar con ellos. Queremos que hablen con los científicos, que les escuchen, porque nosotros repetimos lo que llevan diciendo décadas". Greta Thunberg es clara y contundente en su discurso, y no ha dudado en reprochar la actitud de políticos y funcionarios en todos los actos y lugares en los que ha hablado, tales como la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP24) o el Foro de Davos.
Sus palabras y la contundencia de su discurso han movilizado a centenares de jóvenes en todo el mundo que han crecido escuchando hablar de cambio climático, que lo han estudiado en los libros y que ahora se plantan frente a la inacción política para tomar las medidas necesarias que lleven a aumentar ese umbral crítico de 2° C, recientemente rebajado a 1,5° C según las recomendaciones del último informe elaborado por el IPCC.
"Hacemos huelga escolar porque hemos hecho nuestros deberes. Ustedes, los políticos, no han hecho los suyos. Empezamos a arreglar su desastre y no pararemos hasta lograrlo”. Thunberg es consecuente: no utiliza el avión y se desplaza en tren en sus ‘giras climáticas’. En una emotiva conferencia TEDxStockholm, la joven contaba que a los ocho años, cuando escuchó por primera vez hablar del cambio climático provocado por la especie humana, pensó que el asunto era de tal importancia que todos los medios de comunicación dedicarían a ello sus titulares, que las medidas para mitigarlo serían prioritarias en la agenda política, que si los combustibles fósiles eran una amenaza se dejarían de utilizar… “¿Por qué seguíamos como si nada? ¿Por qué no había restricciones? ¿Por qué no eran ilegales?”, preguntaba. “Se dice que el cambio climático es una amenaza y el problema más urgente, pero todos actúan igual que siempre”.
‘Fridays For Future’ en España
Llegó tarde, pero a principios de 2019 comenzaron las primeras movilizaciones estudiantiles en España. “En otros países hay organizaciones y partidos ecologistas más fuertes que están dando más cobertura y apoyo: lo llevan al Parlamento Europeo, lo visibilizan. Son sociedades más organizadas en cuanto a los temas ambientales”, reflexiona Lobera. “Además, la percepción que se tiene en España es que lo que sucede en Europa está muy lejos, no está pasando aquí”.
A pesar de todo, la ola verde ha acabado por llegar al sur de Europa. El 18 de enero tres estudiantes universitarios hicieron una sentada frente a las dependencias de la Generalitat en Gerona, y durante las semanas siguientes algunos jóvenes más se fueron sumando a este acto simbólico. Lucas Barrero es estudiante de Biología y Ciencias Ambientales y fue uno de esos tres pioneros del movimiento en nuestro país: “Empezamos a concentrarnos porque veíamos que en el resto de Europa la iniciativa había arraigado y se había extendido rápidamente, pero aquí en España aún no había surgido nada”, nos explica. “Y, sin embargo, según la Agencia de Medio Ambiente Europea somos uno de los países del continente más vulnerables al cambio climático. Los jóvenes estamos hartos de que año tras año los políticos vayan a las cumbres y después de negociaciones infinitas se lleguen a acuerdos mínimos que luego ni siquiera se cumplen. Nosotros, como país firmante del Acuerdo de París de 2015, nos hemos comprometido a unas medidas que, por ahora, no hemos comenzado a aplicar”.
Para este joven estudiante, la creación de los perfiles en redes sociales ha sido clave en la expansión del movimiento: “Pasamos de ser entre tres y diez personas a unas 120 en la última semana. También, a raíz de esta difusión vino una compañera de Barcelona a interesarse y a ver cómo nos organizábamos”. Barcelona, Madrid y otras ciudades ya se han unido a la iniciativa y ha surgido una nueva plataforma denominada ‘Juventud por el Clima’, que pretende aglutinar el movimiento y coordinar las acciones de cara a la huelga escolar del 15 de marzo. La ola verde contra el cambio climático es ya imparable.
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