
Ryszard Kapuscinski es un referente del periodismo mundial. O lo era. El escritor polaco falleció en 2007 y buena parte de quienes ejercen el periodismo hoy ya no lo recuerda. Sin embargo, el autor de Ébano, no necesitó ver el pleno despliegue de la era digital ni de la pandemia por Covid-19 en el mundo para comprender la actualidad mucho mejor que miles de periodistas, en supuesto ejercicio profesional por estos días.
En 2003, Kapuscinski sostuvo que la humanidad produce a diario dos mundos, “dos historias simultáneas”, aquella que aprendimos “de manera personal” y la que “nos inculcan los medios”.
La “vida real” y la “vida ficticia”, las llamó. “El gran problema”, sostuvo, “se presenta cuando nos hacen vivir cada vez menos en la historia real y más en la ficticia”, sobre todo porque “la gente común conoce la historia del mundo a través de los grandes medios. Cada vez más historias virtuales ocupan el lugar del mundo real en nuestro imaginario. Esas manipulaciones nos alejan de las historias y problemas reales”.
Desde la perspectiva del maestro de periodismo, esta realidad construida “a través de la televisión, la radio, los métodos de distribución electrónica”, producen un “discurso fragmentado y superficial que los grandes medios condensan en un minuto, un problema que seguiremos sufriendo mientras las noticias muevan tanto dinero, estén influidas por el capital y compitan como productos de los dueños de los medios”.
Por eso creyó poco antes de morir que “enfrentamos un fenómeno cultural que no sabemos cuáles podrán ser las consecuencias”.
Mientras se enviaba genocidas a su casa y el hecho no se consideraba noticia para la mayoría de los medios, la comunicación concentrada denunció “un plan del gobierno para sacar presos”.
Casi 20 años después, tal vez, lo sepamos.
Y hasta podamos dar un ejemplo mundano desde la Argentina.
Como se sabe, las posibilidades de contagio del coronavirus en espacios cerrados o incluso abiertos con alta densidad poblacional se multiplican de manera exponencial, al punto de poner en riesgo la vida de las personas, por lo menos hasta que la Ciencia descubra un tratamiento posible o una vacuna.
Shoppings, ferias, centros comerciales, recitales, así como geriátricos, institutos de niñas, niños y adolescentes en conflicto con la ley penal y cárceles se convirtieron en los principales nodos de observación a la hora de determinar políticas públicas que impidieran una propagación tal de la enfermedad que, por su necesidad de atención inmediata, colapsara el sistema sanitario en cuestión de días.
Los primeros se cerraron al comienzo de la declaración del aislamiento social y obligatorio, pero los segundos no. Allí no trabajan, sino que viven personas. En el caso del sistema penitenciario, hacinadas, sobre todo en la Provincia de Buenos Aires, donde se cuenta el doble de la cantidad de gente autorizada (43.500 sobre 21 mil).
Una de las recomendaciones de las Naciones Unidas, así como de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es clara: “adoptar medidas para enfrentar el hacinamiento de las unidades de privación de la libertad, incluida la reevaluación de los casos de prisión preventiva para identificar aquéllos que pueden ser convertidos en medidas alternativas a la privación de la libertad, dando prioridad a las poblaciones con mayor riesgo de salud frente a un eventual contagio del COVID-19, principalmente las personas mayores y mujeres embarazadas o con hijos lactantes” (Punto 45 de la Resolución 1/2020 de la CIDH, “Pandemia y Derechos Humanos en las Américas”).
Hasta el propio presidente reconoció la existencia de “una malintencionada campaña que se desató en redes y medios de comunicación”.
Siguiendo este criterio, en la Argentina, hasta el 3 de abril pasado, hubo 104 pedidos hecho por personas condenadas por cometer delitos de lesa humanidad, genocidas, y unas 20 fueron enviados a sus casas.
Aún cuando eran personas que cometieron delitos que atentaron contra la humanidad, en más de oportunidad, jueces y juezas del país determinaron prudente que cumplieran la condena en sus domicilios. Hubo organizaciones de derechos humanos que reclamaron por la decisión, pero no fue amplificada por la mayoría de los medios de comunicación, menos aún por los concentrados.
Parece no haber importado que buena parte del Poder Judicial olvidara la otra recomendación de la CIDH: “en el caso de personas condenadas por graves violaciones a los derechos humanos y delitos de lesa humanidad, atendiendo el bien jurídico afectado, la gravedad de los hechos y la obligación de los Estados de sancionar a los responsables de tales violaciones, las evaluaciones requieren de un análisis y requisitos más exigentes, con apego al principio de proporcionalidad y a los estándares interamericanos aplicables” (Punto 46).
Sin embargo, mientras se enviaba genocidas a su casa y el hecho no se consideraba noticia para la mayoría de los medios, la comunicación concentrada denunció “un plan del gobierno para sacar presos” (Clarín el 29 de abril de 2020). “Liberación de presos: otra pandemia de la que no se sabe su final. El virus se mezcló con la política y sirve de excusa para sacar presos casi al voleo”, tituló el día después de haber sostenido “Coronavirus en Argentina: el mecanismo, cómo es el plan para excarcelar a 6.000 presos en la Provincia” (Clarín, 28 de abril de 2020).
Claro que no se refería a los genocidas. Sino a “violadores” y “asesinos”. Hasta “sicarios”, como publicaron el 30 de abril, en la página 5, como “Tema del día”, legitimando y convocando a un cacerolazo “contra la salida de presos (…) para armar un Vatayón militante formado por sicarios al mejor estilo de las milicias chavistas”.
Felicitas Beccar Varela sostuvo que “el coronavirus es para fundir a las empresas” y denunció que “los presos liberados son futuras patrullas que amenazan jueces”.
La convocatoria tenía una referente. La senadora bonaerense de Juntos por el Cambio Felicitas Beccar Varela, había denunciado el día anterior, alarmada por WhatsApp, que “los presos liberados son futuras patrullas que amenazan jueces y los largan para tomar tu capital. Te van amenazando, no es joda”.
Ya no sólo había un “plan del gobierno para liberar presos”, sino que ya estaban “liberados” y eran “futuras patrullas” para “tomar el capital” de las personas.
La ex participante de Jugáte conmigo, el programa de televisión de Cris Morena, hoy devenida diputada del partido de Mauricio Macri, luego de sostener que “el coronavirus es para fundir a las empresas”, trazó un paralelismo con Cuba “que tiene militarizados a todos los jóvenes”.
Por esos motivos, era necesario y urgía “o nos levantamos rápido y nos despertamos o estos nos llevan puestos y terminamos en serio como Venezuela” (Beccar Varela dixit).
En lo que no se equivocó la diputada es en el posible motivo de la difusión de la Fake News: los poderes concentrados económico- financieros, con parte del poder judicial, la oposición política y la comunicación concentrada empezaban a orquestar una campaña de descrédito del gobierno, decidido a que buena parte de los costos de la pandemia la paguen las grandes fortunas y las empresas con ganancias extraordinarias.
Hasta el propio presidente reconoció la existencia de “una malintencionada campaña que se desató en redes y medios de comunicación para hacer cree que el gobierno prepara una salida masiva de gente detenida. Lamento la conducta de quienes en circunstancias tan cruciales muestran su poco apreciable condición humana intranquilizando a la sociedad en momentos en que precisamente más necesita ser contenida”.
Las desmentidas jamás alcanzan la tapa de los diarios ni la de los satélites que suelen echar a correr la información falsa.
Si hasta allí el presidente consideró que algunos medios “muestran su poco apreciable condición humana”, ¿qué habrá pensado al día siguiente cuando el propio Clarín omitió esta parte de los tuits que Contraeditorial acaba de reproducir? ¿Y qué habrá pensado al ver la tapa del sábado del mismo diario que se preguntaba si “soltaron a 176 agresores sexuales”, reproduciendo sin chequear dichos gravísimos atribuidos a la jueza Julia Márquez”? Los mismos dichos que al otro día la misma jueza desmentiría, asegurando que “no estoy diciendo que en un día salieron 172 abusadores ni nada (sic, ya ni siquiera eran 176), sino que en un día hay 172 personas que recuperaron la libertad bajo distintos institutos”.
Resulta necesario aclarar que la desmentida de la Jueza fue casi en simultáneo con la trascendencia pública de que ella misma, que se quejaba por la liberación de presos, había otorgado la posibilidad de salida del penal a un homicida condenado a 11 años de prisión. Y que la Corte Bonaerense le había cerrado el juzgado porque la propia Jueza con denuncia de tener síntomas de coronavirus había ido a trabajar después de regresar de un viaje a Italia, sin respetar el aislamiento obligatorio.
Toda la supuesta conciencia ciudadana y apego a la legislación y las recomendaciones vigentes de la magistrada ya se habían transformado en una Fake cuando se supo de su propia irresponsabilidad y la Cámara de Casación Penal Bonaerense rechazaba las estadísticas que manejaba.
Parte del problema es que la desmentida jamás alcanzó la tapa del diario ni la de los satélites que echaron a correr la información falsa. Sólo unos pocos medios de comunicación, que no alcanzan los niveles de audiencia que recibió la mentira, reconocieron que “es falso que exista una liberación masiva de presos por coronavirus” (Perfil) y explicaron que:
En la provincia de Buenos Aires hay 43.500 presos, mientras que tiene capacidad para tener 21 mil detenidos. Entre el 17 de marzo y el 17 de abril, de ese total, salieron 2.200 de prisión, 599 con domiciliaria. La cifra representa el 5 por ciento de la población carcelaria.
La gran mayoría, 1.601 obtuvieron la libertad por motivos procesales y no solo por coronavirus.
Según el Servicio Penitenciario Bonaerense, el 90% de esas salidas fueron por delitos menores. El 10 por ciento corresponden a delitos graves (y deberían ser investigados, ya que los lineamientos son claros en cuanto a ponderar delitos leves y condenas cumplidas y grupos de riesgo, mayores de 65 años y mujeres embarazadas, por ejemplo).
El informe agrega que en 2019 hubo más libertades en el mismo período que en el actual de 2020 (fueron más de 1700, las actuales son 1.601).
En el Servicio Penitenciario Federal hay 13.000 personas. Sólo otorgaron 320 domiciliarias, es decir el 2,46%.
¿Cuáles son las historias reales? ¿La baja salarial del 25% en varios gremios? ¿O que las grandes fortunas sean gravadas con un impuesto excepcional?
¿Dónde pueden encontrarse los verdaderos motivos que llevaron a construir esta Fake News en la comunicación concentrada si no es ninguno de los datos de la realidad? ¿Por qué, como decía Kapuscinski, se instituye esta “vida ficticia”, al punto tal que “ocupan el lugar del mundo real en nuestro imaginario” y “nos alejan de las historias y problemas reales”? ¿Cuáles son las “historias y problemas reales”? ¿La baja salarial del 25 por ciento en múltiples gremios, cuando el gobierno pagará hasta el 50 por ciento de millones de salarios luego de que las empresas aseguraran que no pueden hacerle frente a ese costo? ¿O que las grandes fortunas y ganancias multimillonarias serán gravadas con un impuesto excepcional para costear los insumos para atender el derecho humano a la salud en el marco de la pandemia?
A juzgar por los editoriales del diario La Nación, socio estratégico de Clarín en Papel Prensa y otros negocios, ambos motivos. En el diario de este sábado sostuvo que existe “una falsa y peligrosa antinomia”, que el proyecto que aún no se conoce y preparan los diputados del Frente de Todos Carlos Heller y Máximo Kirchner –se supone excepcional y progresivo y que alcanzaría al 0,08 por ciento de la población económicamente activa, unas 12 mil personas, porque sería para fortunas de más de 3 millones de dólares- es “discriminatorio”, “inconstitucional”, “rompe con el contrato social”, “pena a quienes ahorraron en un país sin ahorro”, “en el que el primer despilfarrador es el gobierno”, “una inaceptable doble imposición”, “echa mano a fondos privados”, “de temeraria inutilidad”, “un manotazo tributario”, “pretende expoliar”, “cazar en el zoológico de lo privado” y “una provocación”.
No sobran adjetivos ni metáforas, parece, para describir una propuesta no conocida en su amplitud, pero evidentemente rechazada por la elite que se vería afectada, disfrazada de los intereses de la mayoría en páginas de diario, como diría Arturo Jauretche.
Incluso, este último domingo 3 de mayo, ampliaron su perspectiva en otro editorial donde aseguran que vivimos “sin espacio para el error ni para la improvisación”. Allí se preguntaron “¿qué visión de largo plazo tienen quienes abogan por soluciones populistas, proponiendo impuestos extraordinarios, controles de precios, distorsiones cambiarias y otras medidas autoritarias? (…) Un manotazo por única vez solo confirmaría que la Argentina sigue siendo el alacrán que muerde a la rana salvadora. La salida es la creación de riqueza como flujo, no como exacción”.
Para el paroxismo de Felicitas Beccar Varela, la diputada de Mauricio Macri, La Nación, ya no por WhastApp en un supuesto mensaje de opinión familiar, sino en su editorial dominical, la más importante de la semana, sumó a su rechazo del futuro proyecto a las grandes fortunas que “en Cuba el gobierno intentó expropiar las grandes fortunas. ¿Qué tienen hoy en la isla? Nada. De esos bienes confiscado solo quedaron campos sin dueños, explotados por burocracias, sin dinero ni tecnologías”.
“Las 50 personas más ricas del mundo podrían financiar la atención médica y la educación de cada niño pobre del mundo”, dijo el Papa Francisco.
“En resumidas cuentas –concluye- hay que dejar de lado a José Ber Gelbard para la nostalgia camporista”.
A confesión de partes, relevo de pruebas.
Tal vez, sólo sería conveniente recordar para quienes prodigan paradigmas liberales, neoliberales, conservadores y católicos, lo que pronunció el Papa Francisco ante líderes financieros y especialistas económicos del mundo, en febrero pasado: “las 50 personas más ricas del mundo tienen un patrimonio equivalente a 2,2 billones de dólares. Esas 50 personas por sí solas podrían financiar la atención médica y la educación de cada niño pobre del mundo, ya sea a través de impuestos, iniciativas filantrópicas o ambas. Esas cincuenta personas podrían salvar a millones de personas en el mundo”.
A falta de conceptos claros, agregó que “una nueva ética supone ser conscientes de la necesidad de que todos se comprometan a trabajar junto para cerrar las guaridas fiscales, evitar las evasiones y el lavado de dinero que le roban a la sociedad, como también para decir a las naciones la importancia de defender la justicia y el bien común sobre los intereses de las empresas y las multinacionales más poderosas que terminan por asfixiar e impedir la producción local”.
Cuando enunció esas palabras, el Papa no lo sabía, pero avanzada la pandemia, en la Argentina, a la vez que se fustiga al gobierno -habiendo concluido con el romance dialógico inicial para terminar con la grieta y tirar todos del mismo lado para salvarnos de la pandemia-, se silencia en la comunicación concentrada que la AFIP encontró 950 cuentas de más de un millón de dólares cada una, en paraísos fiscales y sin declarar en la Argentina.
Más de 2.600 millones de dólares fugados y protegidos, de acuerdo con la investigación administrativa que se lleva adelante, por sectores del gobierno de Mauricio Macri.
Serán las mismas que deberán tributar, no sólo por los impuestos ya establecidos, sino también por los que el gobierno pretende establecer como fondos de “afectación específica” para enfrentar a la pandemia.
¿Cuánto tendrá que ver con la iracundia de la comunicación concentrada que esta semana la AFIP concluirá con las notificaciones a quienes supone responsables de esas cuentas, por ende, a los presuntos responsables de la fuga de capitales, futuros aportantes, tanto como quienes “blanquearon” sus millones fugados gracias a Mauricio Macri, los mismos a los que Susana Giménez felicita por haber cometido el delito de evasión?
Puede ser que las palabras del Papa Francisco, a quien descalifican como “peronista”, no sean bien ponderadas. Por eso, tal vez, antes que crear Fake News, sería mejor que rememoraran las de San Ambrosio: “Tú (rico) no das de lo tuyo al pobre (cuando haces caridad), sino que le están entregando lo que es suyo. Pues, la propiedad común dada en uso para todos, la estás usando tu solo” (Naboth, 12, 53).
*Doctora en Comunicación, primera Defensora del Público de Argentina mandato cumplido
Referencias bibliográficas
Kapuscinski, Ryszard (2003) Los cinco sentidos del periodista https://reportepolitico.files.wordpress.com/2011/03/kapuscinski_los_cinco_sentidos_del_periodista.pdf
Corte Interamericana de Derechos Humanos (2020) Pandemia y Derechos Humanos en las Américas. Resolución 1/2020 https://www.oas.org/es/cidh/decisiones/pdf/Resolucion-1-20-es.pdf
Clarín, “El plan para sacar presos de las cárceles ya se puso en marcha”, 29 de abril de 2020, https://es-la.facebook.com/clarincom/posts/3442835875751494/
Clarín, “El audio de WhatsApp de Felicitas Beccar Varela que se hizo viral: los presos liberados son futuras patrullas”, 28 de abril de 2020, https://www.clarin.com/politica/audio-whatsapp-felicitas-beccar-varela-hizo-viral-presos-liberados-futuras-patrullas-_0_KuCeAprcp.html
Página/12, “Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos: no corresponde el acceso a ningún beneficio a los genocidas”, 9 de abril de 2020https://www.pagina12.com.ar/258293-asociacion-de-ex-detenidos-desaparecidos-no-corresponde-el-a
Página/12, “Coronavirus y genocidas: domicilliaria para Carlos Capdevila, partero de la Esma”, 30 de abril de 2020, https://www.pagina12.com.ar/262834-coronavirus-y-genocidas-domiciliaria-para-carlos-capdevila-p
Papa Francisco, discurso ante participantes del encuentro “Nuevas formas de fraternidad solidaria, de inclusión, integración e innovación”, organizado por la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, el 5 de febrero de 2020. Bollettino Sala Stampa della Santa Sede, número 77.
Perfil, “Fact checking: es falso que exista liberación masiva de presos por coronavirus”, 3 de mayo de 2020, https://www.perfil.com/noticias/actualidad/fact-checking-no-hay-liberacion-masiva-de-presos-por-coronavirus-en-argentina.phtml
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